Mi abuelo estaba allí

Ayer tuve una experiencia un tanto diferente en mi vida, tan mística como inesperada. Disfrutaba de unas vacaciones familiares con mi gente, y habíamos coincidido con unas mujeres canadienses en una visita al famoso sitio arqueológico de Chichén Itzá. El día era caluroso, como siempre aquí, con unos 37 grados y atmósfera cargada, en un marzo de Semana Santa. Nuestra visita estaba precedida de otra que habíamos realizado a Ek’Balam -la estrella, Ek, del jaguar, Balam-, con lo que, a pesar de haber comido y tomado cierto respiro andábamos escasos de fuerzas. El sol tiene un poder terrible, tan regenerador de vida como aniquilador de la misma, y en este caso caminábamos continuamente bajo un sol de justicia. Y eso hizo que ese tramo final de Chichén Itzá, el hogar de los brujos del agua, se hiciera eterno o al menos algo ingrato y costoso a nivel físico.

Pero algo inesperado y enormemente desconcertante me sucedió. Y sé que no se trata de algo que deba considerar de una forma realista, pero sin embargo hay algo que me empuja a la curiosidad y a la introspección. El caso es que estaba hablando con una de las canadienses francófonas de Quebec, y mientras hablábamos y sin más, me dijo que mi abuelo estaba a mi lado, my grandfather was there besides me. Al principio, pensé que se refería a mi padre, que ya es mayor, más de ochenta, pero después de varios titubeos me di cuenta de que no hablaba de alguien real, sino que se refería a alguien que de estar, estaba en espíritu a mi izquierda. Debo decir que a pesar de ser una persona espiritual, soy bastante racional, pero no puedo dejar a un lado mi sorpresa y sobresalto interno. Sentí un cierto sobrecogimiento, y a pesar de bromear con esa circunstancia, haciendo como que abrazaba a mi abuelo, me dejó muy pensativo y abrió mi mente por un momento. No puedo negar que me sentí vulnerable, muy vulnerable. La mujer no se limitó a decirme aquello, sino que añadió que estaba muy feliz y contento de ver como su nieto era una buena persona. Me dijo: «He is very happy and glad to see you are a good person.». Como cualquiera puede imaginar, me dió un pequeño vuelco al corazón, y a pesar de que podía haberla preguntado por qué me decía aquello, sentí que no quería saberlo. Sentí un pequeño shock interno, y traté de compartir mi experiencia con mi madre y hermanos, pero realmente no puedo dejar de pensar la excitación que me produjo, y cómo me afectó en cierto modo. Realmente, no es nada especial ni más allá de un pensamiento místico y misterioso, pero hay cosas en la vida que aun no siendo reales pueden ser muy sugerentes y sugestivas.

Recuerdo que mi madre me preguntó que cual de mis dos abuelos era, y le dije que no lo sabía, pero que no me importaba cual de los dos hubiese sido, de ser verdad. El misticismo es algo que llevamos impreso en el alma desde que nacemos, donde las emociones y las relaciones emocionales las dirigimos a un área donde parece que otras realidades son posibles. Y es que las relaciones que mantenemos en la vida son tan intensas, que anhelamos prologarlas más allá de nosotros y de nuestra vida.

En aquel preciso momento me comporté por un momento como si de verdad estuviera a mi lado. Ya lo sé, parece muy loco, pero estoy seguro de que cualquiera hubiese actuado como yo internamente. Y me imaginé qué pensarían mis abuelos de mi, recordé a mis abuelos y me produjo una satisfacción indescriptible, y me sentí muy reconfortado. Nunca sabré si su espíritu estaba ahí, pero sé que solo oir esas palabras me dejaron casi sin aliento, y todavía sigo mascullando en mi cabeza esas palabras y esa situación. Creo que no me va a resultar fácil olvidarlas.

Lo cierto es que empezar a hacerse viejo parece que provoca una intensa reflexión personal sobre lo acontecido y aquello por acontecer. Tienes un balance perfecto de lo vivido y lo que crees que puede llegar a ser tu vida, y eso sin duda nos obliga a abrazar más fuertemente cierto misticismo. Sabemos que nuestros días de juventud están lejos y cada vez se alejan más, y nuestra sabia madurez nos brinda la oportunidad de sopesar y hacer balance, como ese dios egipcio que pesaba las almas de los que morían para determinar qué les depararía el destino de sus almas. Es muy interesante la idea tan recurrente de la historia, y de cómo múltiples religiones las han mencionado una y otra vez.

Así que, a mis queridos y perdidos abuelos, en mi memoria y en la suya, siempre existirán mientras viva, porque nuestra memoria es la garantía y certificado de esa vida que ya pasó y que vivimos alguna vez. Mi recuerdo siempre es muy grato, y si las palabras de esa mujer son ciertas, también lo fue para ellos, por lo que mi alma vuela alto, libre y feliz por siempre de oir tales menciones. Mi recuerdo es eterno.

Por ddreams

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