Cuando era joven, oí a un profesor mío hablar de la «memoria inteligente». Aquel día fue el inicio de una nueva forma de proceder en mi manera de acceder y manejar la memoria. Tal fue el proceso, que toda vez que tenía que utilizar la memoria, recurría a aquel trocito de recomendación que fue tan inspirador, para almacenar y aprender todo aquello que abordaba que requería el uso de la memoria.
La memoria es algo tan vital, que sin ella sin duda no seríamos lo que somos. Necesitamos ese espacio en nuestra cabeza para almacenar toda la información que nos surge y nos abruma en el día a día. Es ese dispositivo que pasa a menudo desapercibido e incluso degradado a un segundo orden por la todopoderosa inteligencia, cuando es más que probable que sea uno de los responsables de la propia inteligencia. Y esto ¿por qué? Pues sencillamente porque el acceso a la memoria de una forma rápida y efectiva, es un gran arma para poner en marcha algunos procesos cognitivos en los que la memoria juega un papel importante de almacenaje de información tanto a largo plazo como en datos transitorios, y por tanto una respuesta rápida a datos en memoria, puede acelerar enormemente nuestra respuesta cognitiva a cualquier desafío intelectual, y es por eso que ese acceso rápido no sólo influye en la respuesta rápida a un desafío memorístico sino que genera una acelerada capacidad inteligente de respuesta. Esto es bastante análogo a cómo funcionan las computadoras, y como una computadora ve mejorada sensiblemente su capacidad de proceso sólo con el aumento de la capacidad de la memoria y la velocidad de acceso a la misma, acelerando notablemente algunos procesos en igualdad de capacidad de proceso por parte de la unidad de procesado (CPU). Directamente una mejora de la memoria, tanto en capacidad como en velocidad de acceso, supone una mejora directa en la velocidad de proceso de algunas operaciones. Y tiene su lógica, ya que realmente se mejora el acceso a los datos almacenados.
Pero ¿cómo es que en un cuerpo vivo puede existir un grupo de almacenaje de información, un repositorio de recuerdos y vivencias? ¿Qué células pueden llevar a cabo esto y de qué forma se almacena esa información? Vista la estructura de una célula, parece algo mágico, pero lo cierto es que ocurre, y no sólo ocurre sino que esa memoria es tremendamente poderosa y eficiente de forma coordinada con la de otras células como para dar soporte al cuerpo vital, y suministrarle ese núcleo de información que necesita el cuerpo en su conjunto. Algo asombrósamente increíble, no sólo por su resultado, sino por la ingeniería del proceso, tanto en la transmisión de datos como en la gestión de la comunicación y los tejidos intervinientes en el proceso.
La memoria es tan básica en el funcionamiento de cualquier persona, que sin ella la vida inteligente no sería posible sin ese almacenamiento interno. La memoria representa una parte esencial en el desarrollo humano, y la privación de la misma nos hace inútiles ante las tareas más básicas. Todo cuanto realizamos se ve impregnado por una grabación y reconocimiento de lo que hacemos, para poder ser capaces de repetirlo a futuro o reconocer patrones involucrados en el proceso. Sin eso, seríamos incapaces de reconocer peligros, resolver problemas, recordar acontecimientos y personas, reconocer patrones de comportamiento, realizar tareas básicas sin tener que volver a aprenderlas. Aquellas personas que tienen dañada la memoria son personas que tienen auténticos problemas para realizar tareas básicas, reconocer a personas en su entorno cercano, y en definitiva vivir una vida en la que la memoria juega un papel primordial a la hora de recordar sucesos y estructuras. Y sino, pensemos en aquellas personas que tienen Alzheimer, y pensemos en todo aquello de lo que se ven privados. Terminan olvidando a sus seres queridos, olvidando quienes son y quienes fueron, olvidando lazos de amistad y de amor, olvidando al final toda una vida, y viéndose incapaces de manejar sus propias vidas sin caer en la inutilidad social. Y para todas aquellas personas que fueron sus referentes resulta tremendamente doloroso e injusto, como si la vida les hubiera arrebatado el derecho a disfrutar de ese que fue su compañero de amistad, de amor, de vida, de lágrimas, de risas … es como perder la vida pero sin estar muerto.
Pero ahora voy a entrar en un terreno distinto, y es el de la memoria inteligente. Lo que considero memoria inteligente es una memoria que no necesita de un enorme despliegue de recursos memorísticos, sino que almacena bloques de memoria en forma de datos a recordar, así como bloques de procesos que deben desarrollarse utilizando la capacidad lógico-inteligente, de forma que algunos datos se deban desarrollar acorde a esos recursos lógico-inteligentes según se recibe la memoria en forma de datos. Esto permite reducir enormemente la capacidad de datos a almacenar, muchas veces inútiles, y a su vez insta a la capacidad lógico-inteligente a desarrollarse y tener un papel más activo en el desarrollo y generación de datos e ideas. Lógicamente, no todas las personas tendrán las mismas capacidades para abordar esa memoria inteligente, ya que esa memoria inteligente va a depender mucho de ese procesador inteligente que cada uno posea. En el caso de disciplinas como las matemáticas o la física, me parece esto de vital importancia, porque produce una forma radicalmente distinta de recordar procesos habitualmente complejos, pero que debidamente recordados y almacenados no lo son tanto, y quedan más al amparo del trabajo de una buena capacidad lógico-inteligente. Así que, si se trabaja una buena memoria inteligente, se consigue una memoria menos estresante desde el punto de vista del almacenamiento, pero que requiere de un manejo más complejo e inteligente, que es algo así como recordar un sencillo proceso para realizar algo, sin tener que recordar todas y cada una de las variaciones derivadas de ese proceso. Tan sólo se recuerda procedimientos clave y la inteligencia hace el resto, desarrollando la información en base a esos datos de base.
¿Por qué creo que es tan importante desarrollar esa memoria inteligente? Pues sencillamente, porque modifica la forma en que estudiamos cualquier procedimiento, aligerando notablemente el esfuerzo necesario por almacenar ingentes cantidades de información, relegando ese esfuerzo a un trabajo sensiblemente menos intenso, donde sí que es verdaderamente importante recordar algunos pasos que conectan de forma inteligente algunos datos almacenados, con los que nuestro intelecto tendrá que lidiar, pero que a la postre relajan mucho la forma en que debemos recordar grandes cantidades de datos, siendo de especial mención aquellos datos que tienen que ver con datos técnicos o algebraicos. En estos casos, nuestra memoria no se verá obligada a recordar complejas fórmulas matemáticas difíciles de recordar, sino que recordará tan sólo algunas básicas, a partir de las cuales se llegará a todas las demás, lo cual simplifica y hace mucho más inteligente el proceso de aprendizaje.
Resulta cuanto menos inquietante pensar en las analogías entre la memoria de un ser humano y la memoria de una computadora, y según avanza la evolución del ser humano, parece que nos acercamos cada vez más a la generación de una supercomputadora que realmente compita con el ser humano, tanto en memoria como en capacidad de proceso. Y realmente no estoy seguro de encontrarme cómodo con esa idea, pero lo cierto es que quizás el propio ser humano pueda ser el resultado de un experimento físico-biológico de otras entidades, que desarrolle capacidades cognitivas que requieren de almacenamiento de información y procesado de la misma, así que a lo mejor asistimos a nuestro propio desarrollo y el de nuestros dispositivos biológicos, quizá como el desarrollo de alguna tecnología que alguna vez se diseñó para que nuestro ADN desplegara toda una gama de dispositivos que podrían haber sido diseñados por mentes brillantes de otros mundos y niveles evolutivos mucho más avanzados. No sería descabellado pensar que seres inteligentemente superiores hubieran podido crear un diseño maravilloso de ser vivo que tuviera nuestras capacidades, de la misma forma que nosotros ahora tratamos de crear diseños robóticos, que inspirados en nuestra propia forma y diseño humanos, intentan emular nuestras acciones y nuestra forma de pensar y proceder. Es una idea muy transgresora, y quizás probabilísticamente muy débil, pero que podría tener un cierto sustento de realidad, en una realidad muy científico-ficcionada.
La memoria es un dispositivo en nuestro cuerpo, tan etéreo como necesario e importante. Es todo ese conjunto de imágenes, sonidos, recuerdos, emociones, olores, y cualquier cosa que nuestro cuerpo sea capaz de detectar, que guardamos en algún lugar de nuestro cerebro, y que nos sirve de soporte vital en todas las acciones habituales de nuestro día a día. ¿Cómo se almacenan esos conceptos etéreos e ingrávidos? ¿Células que disponen de espacio de almacenamiento de datos? ¿En qué forma? ¿En binario, ceros y unos? ¿O acaso son dispositivos cuánticos, cuya lógica no se restringe a la lógica binaria y transita en una respuesta más probabilística, que se activan según los estímulos que con mayor probabilidad corresponden a ellos? ¡Qué gran misterio!! Tecnologías del futuro para un futuro disruptivo e incierto.
Sea como sea, el ser humano y múltiples seres vivos, sobre todo mamíferos y algunos que disponen de cerebro, dependen de ese mecanismo que es la memoria para poder gestionar sus vidas y sus recursos en el día a día, y realizar tareas complejas. Y el ser humano tiene una dependencia insalvable con la memoria, sin la cual no sería posible la vida como la conocemos, pasando a un estado muy inferior de desarrollo y unas capacidades muy mermadas. Así que, démosle a la memoria todo el crédito que merece, no sólo por hacernos recordar, sino porque nos permite vivir a diario en las condiciones en las que lo hacemos y sin la cual estaríamos literalmente perdidos.